Tu cuerpo siempre te va a agradecer un cambio de rutina, especialmente cuando hablamos de ejercicio
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Si estás acostumbrada a hacer los mismos ejercicios o ir a las mismas clases por un periodo de tiempo largo, tu cuerpo también se acostumbra y se acomoda. Cambiar de rutina de vez en cuando o incorporar algo nuevo como la natación te puede ayudar a ver resultados mucho más rápido, y también a sentirte mejor.
Cero distracciones
Al contrario de otras rutinas de ejercicio, la natación te permite concentrarte 100 % en ti misma. No puedes tener tus audífonos puestos ni distraerte con nada, entonces debes enfocarte en tu respiración y, por supuesto, en lo que estás pensando. Estas características de la natación te pueden ayudar a relajarte, y son una manera de adoptar la práctica de mindfulness, así como una forma alternativa y novedosa de meditar.
Mejora la conciencia corporal
Un estudio en el tratamiento con personas que padecen la enfermedad de Parkinson encontró que el agua aumenta la conciencia que tenemos sobre nuestro cuerpo, haciendo que cuidemos nuestra postura y, al mismo tiempo, nos proporciona un sentido de movimiento dentro de un espacio determinado.
Ejercicio sanador
Los beneficios de los deportes acuáticos como la natación han sido repetidos y apoyados por la ciencia muchísimas veces, por lo que muchas veces forman parte de la recuperación de lesiones o de terapias de todo tipo para mejorar tu salud.
Si todavía no te animas a meterte al agua como parte de tus rutinas de ejercicio, aquí te contamos las razones por las que deberías probarlo:
- Es un ejercicio de bajo impacto, no daña tus articulaciones.
- Trabajas todo el cuerpo. Al nadar usas los principales grupos musculares al mismo tiempo. Incluso actividades fáciles como caminar hacen que quemes muchas más calorías dentro del agua.
- Tienes mucho menos riesgo de lastimarte.
- Te relaja. El simple hecho de estar en el agua reduce la presión arterial y el estrés.
- Ayuda a la circulación, flexibilidad y resistencia.
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